REPORTE DE LOS TRES EDIFICIO DE LA CIUDAD DE MÉXICO
EDIFICIO DE CORREOS
DE LA CIUDAD DE MÉXICO.
Joya dorada dentro del Centro Histórico de la Ciudad de
México, el Palacio de Correos es una de las muestras más brillantes de la
arquitectura ecléctica de principios del siglo XX en la urbe.Palacio de
Correos.
La historia de este emblemático edificio de la ciudad surge
a finales del siglo XIX, cuando el entonces presidente Porfirio Díaz encarga el
proyecto de un nuevo palacio postal al arquitecto italiano Adamo Boari y al
ingeniero mexicano Gonzalo Garita y Frontera. Este nuevo inmueble para albergar
la sede de la Oficina Central de Correos debía contar con todos los adelantos
existentes en la época que permitieran mantener un servicio adecuado para el
creciente comercio exterior que el país experimentaba en ese entonces así como
para hacer frente a las necesidades internas de comunicación.
De acuerdo a las necesidades del proyecto, sus diseñadores
idearon dos patios cubiertos por grandes domos de cristal. El primer patio,
mismo que contaría con algunos de los primeros elevadores de la ciudad, sería
para acceso a la oficinas administrativas y de servicio al cliente mientras que
el segundo sería utilizado para realizar los embarques de correspondencia y
paquetería. Para la construcción del proyecto se empleó una cimentación tipo
Chicago que consistía en una retícula de vigas de acero sobre la cual se
desplantaba la estructura metálica superior. La construcción de este edificio
duró cinco años desde la colocación de su primera piedra el 14 de septiembre de
1902 hasta su inauguración en 1907.
La arquitectura del Palacio de Correos se caracteriza por
la armoniosa y sensible fusión de estilos que presenta en todos sus espacios.
Su fachada exterior, construida a base de cantera blanca de Pachuca presenta
elementos góticos, venecianos y platerescos, destacando especialmente su
esquina en pan coupe rematada por un hermoso reloj y una delicada crestería que
semeja un fino bordado textil. Otro elemento destacado de sus exterior son sus
marquesinas y sus luminarias, que con estilizadas figuras de dragones y
gárgolas inspiradas en seres mitológicos nos invitan a recorrer cada detalle de
sus muros descifrando los personajes de un mundo fantástico convertido en
piedra.
Al interior la sorpresa es mayor, es la entrada a un reino
de tonos dorados, de reflejos y finos detalles en techos y herrerías,
destacando particularmente su gran escalinata central que ocupa el centro de un
exuberante patio con diversos tipos de arcos y una cubierta transparente.
En este recinto es posible visitar un pequeño museo que
alberga diversos dedicado a la evolución del servicio postal en México y el
mundo. Asimismo los sábados por la mañana se ofrecen conciertos de cámara en el
vestíbulo y en ocasiones especiales su salones pueden ser empleados para
conferencias y eventos.
El edificio me gusto mucho ya que en el se logra repartir
cartas , postales y demás este edificio es muy conocido como la joya de oro ya
que en su interior es muy colorido de ese color oro. Me impresiono demasiado
al saber que gracias a el México esta mas y mejor comunicado y mas desde los
años anteriores que existía mas factible ese medio de comunicación. Lo que
ahora en dia ya no es comúnmente muy utilizado en nuestro país y el mundo.
MUSEO DEL TELÉGRAFO.
Museo del telégrafo
Ubicación
Se encuentra en la calle de Tacuba No. 8 entre metro Allende y Bellas Artes a una cuadra del Eje Central Lázaro Cárdenas, en dirección al Eje 1 Norte.
Antecedentes
Este museo originalmente era el Palacio de Comunicaciones, el cual fue construido entre el año 1904 y 1911, es la obra más importante del arquitecto italiano Silvio Conttri, quien dio con su talento, forma a un paradigma de Palacio republicano, moderno en su estructura y función, y que a la vez se servía de las viejas tradiciones arquitectónicas, decorativas y de su carga simbólica.
Desde su inauguración en 1912, el Palacio fue sede de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas hasta 1955 año en que se terminó la construcción del nuevo centro de la SCOP en la colonia Narvarte. En el Palacio permanecieron sólo la Administración Central de Telégrafos y por cerca de veinte años, las zonas desocupadas del inmueble quedaron casi en el abandono, hasta que en 1973 se instaló en ellas el Archivo General de la Nación.
En 1981 el archivo se trasladó a la antigua Penitenciaria de L
ecumberri y por decreto del presidente José López Portillo, el edificio fue destinado al Instituto Nacional de Bellas Artes para crear el Museo Nacional de Arte.
ecumberri y por decreto del presidente José López Portillo, el edificio fue destinado al Instituto Nacional de Bellas Artes para crear el Museo Nacional de Arte.
En el 2005 el MUNAL permite la creación en un ala del Palacio, la instalación permanente de una muestra con la historia de la Telegrafía en México abriendo sus puertas el 22 de Noviembre del 2006 mismo, cuya entrada es gratuita, teniendo una afluencia aproximada de 500 visitantes diariamente.
El museo del telégrafo cuenta con una arquitectura que en lo personal me pareció muy bella en primer lugar tenemos el vestíbulo del museo, el cual nos da una idea y resumen de cómo se originaron los telegramas, algunos ejemplos y cómo es que fueron enviados, nos da un ejemplo de uno en clave morse, el cual tenía que ser decodificado por un receptor y escrito para así su comprensión.
Apreciación critica
La historia de las telecomunicaciones a nivel mundial está registrada en cada una de las salas, empezando con "What hath God wrought!”, el primer mensaje transmitido por Samuel Morse y los primeros intentos de comunicación transcontinental, así como la llegada del telégrafo a nuestro país y como ayudó a definir la historia nacional.
Hoy en día, no me cabe duda de que el telégrafo es un invento que, al desarrollarse junto al ferrocarril, cambió fuertemente la estructura social. Con la llegada de este aparato, las distancias se redujeron considerablemente al permitir una comunicación rápida y eficaz. Por lo mismo, durante varios años, este medio de comunicación fue clave en el desarrollo de las sociedades modernas.
Sin embargo, este invento empezó a quedar en el olvido con el paso del tiempo y gracias al desarrollo de otros medios de comunicación como el teléfono, la radio, la televisión y, claro está, el internet. Y, aunque ya prácticamente nadie usa el telégrafo, excepto cuando se trata de algún giro telegráfico (es decir, transferencia de dinero a través una orden enviada por telégrafo), es muy importante seguir reconociendo a este medio de comunicación como una pieza clave en el desarrollo de nuestra sociedad de la información.
En el recorrido podrás encontrar diferentes fichas museográficas en las que se explica el desarrollo del telégrafo, así como algunas instalaciones relacionadas con este medio de comunicación; entre ellas, una verdadera oficina de telégrafos, arreglada justo como las de principios del siglo XX. Otro de los detalles interesantes de este museo es, que en la última sala, pueden aprender el Código Morse.
A pesar de que el Museo del Telégrafo no cuenta con una increíble colección de recuerdos, visitarlo es una excelente oportunidad para conocer la historia e innovación de lo que ahora son las comunicaciones en nuestro país
CÓDIGO MORSE.
El Código Morse fue desarrollado por Alfred Vail mientras colaboraba en 1835 con Samuel Morse en la invención del telégrafo eléctrico. Por un lado, Vail creó un método según el cual cada letra o número era transmitido de forma individual con un código consistente en rayas y puntos, es decir, señales telegráficas que se diferencian en el tiempo de duración de la señal activa. Por otro lado, Morse reconoció la idoneidad de este sistema y lo patentó junto con el telégrafo eléctrico. Fue conocido como “American Morse Code” y fue utilizado en la primera transmisión por telégrafo.
En sus comienzos, el alfabeto Morse se empleó en las líneas telegráficas mediante los tendidos de cable que se fueron instalando. Más tarde, se utilizó también en las transmisiones por radio, sobre todo en el mar y en el aire. El sistema Morse fue presentado en Washington en 1838, sin embargo, tuvo que esperar hasta 1843, para obtener los 30.000 $ necesarios para la construcción de la primera línea telegráfica que unió Washington con Baltimore.
A partir de entonces, el uso del código Morse se extendió rápidamente al resto del mundo, y a mediados del siglo XIX, se instaló la primera línea telegráfica submarina en el Atlántico. En España, la introducción del código Morse, y del telégrafo, se debe a José María Mathe, quien, en 1854, instaló la primera línea de telégrafos entre Madrid e Irún. Tres años más tarde, se creó el Cuerpo de Telégrafos y se finalizó la instalación de la red telegráfica nacional.
Finalmente, para materializar la idea de Vail y Morse, este último construyó un aparato que utilizaba un pulsador accionado a mano que permitiera el paso de una corriente eléctrica por un electroimán, que a su vez producía el movimiento de una pluma, que dejaría su marca en una cinta de papel. El registro permanente del mensaje, su simplicidad, velocidad y bajo coste fueron las virtudes fundamentales de este telégrafo.
MUSEO DEL FERROCARRIL.
El Museo de los Ferrocarrileros se
encuentra localizado al el norte de la Ciudad de México en las instalaciones
que ocupó la estación de ferrocarril La Villa.123 Inaugurado en 2006, en la
exposición se muestra la historia de los ferrocarriles en México, la historia
de la estación de trenes de La Villa, así como diferentes movimientos sociales
de los ferrocarrilleros en la historia de México.3 Pertenece a la Secretaría
de Cultura de la Ciudad de México.
El museo se creó en lo que fue la estación
de La Villa, construida en 1907 en un fragmento de terreno que formó parte de
la Hacienda de Santa Ana de Aragón, ubicada entonces en la jurisdicción de
Guadalupe Hidalgo, y de donde partían los ferrocarriles de la Ciudad de México
con rumbo a Veracruz. Se remodeló para albergar el Museo de los
Ferrocarrileros, recinto perteneciente a la Secretaría de Cultura del Gobierno
de la Ciudad de México. El techo del inmueble es una bóveda de piedra y hierro
que se realizó utilizando rieles de ferrocarril; en el exterior sobresale su
balaustrada de piedra. En sus tres salas se han montado diversas exposiciones
temporales.
El museo no cuenta con un acervo propio,
sino exhibe material de diferentes fondos, entre los que se encuentran los del
Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero, el
Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos de la ciudad de Puebla.3 y
fotografías del Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS).2
Locomotora "Sin Fuego"
Una de las piezas principales del acervo
del museo es la locomotora Sin Fuego, que es única en el país, se trata de una
locomotora de vapor a presión que fue construida por la compañía Davenport
Locomotive Works en Estados Unidos4. La locomotora fue adquirida en los años
cuarenta del siglo XX por PEMEX, para realizar movimientos en los patios
ferroviarios y abastecer los carros tanques de combustible en la Ex refinería
de Azcapotzalco. Dejó de funcionar en la década de los 90 con el cierre de la
refinería y estuvo en los almacenes de PEMEX en Azcapotzalco hasta el 3 de
agosto de 2014 cuando fue donada al museo mediante un convenio suscrito con el
Gobierno del Distrito Federal. El vapor con el que funcionaba era producido
mediante un generador eléctrico externo, ya que carece de fogón, de ahí que se
le denomine “sin fuego”5.
Actividades
En este espacio se realizan de ciclos de
conferencias; presentaciones de libros; conciertos; obras de teatro; talleres;
títeres; funciones de danza; visitas guiadas para público en general,
estudiantes y personas de la tercera edad; y cine club todos los sábados, con
exhibición de películas relacionadas con los ferrocarriles. También pone a
disposición del público su Centro de documentación, que está en formación,
donde hay libros, documentos, planos, videograbaciones, fotografías y audios.
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